domingo, 27 de noviembre de 2011

329/365 Preguntas, canales de comunicación

Sacarina para compensar by rutroncal
Sacarina para compensar, a photo by rutroncal on Flickr.

Cuántas veces hemos escuchado la frase en los distintos cursos de comunicación que: "El responsable de la comunicación es el emisor", por lo que si el receptor no comprende el mensaje es nuestra responsabilidad el hacernos entender; pero, esta afirmación que en aula la aceptamos (que no significa que la integremos) ¿Cuándo nos damos verdadera cuenta de su poder? Cuando utilizamos esta premisa de forma correcta, y somos capaces de sacarle el máximo partido a esta ley y la aplicamos no sólo para asegurarnos de la comprensión de mi mensaje sino que además soy capaz de hacer las preguntas adecuadas.

En general, no nos damos cuenta de que en función de cómo formulemos una pregunta obtendremos una correcta (o adecuada) comunicación o bien nuestro interlocutor necesitará una aclaración.

Hoy mismo en el tren he tenido la oportunidad de ser testigo de un ejemplo:
Llegado el momento de repartir las bebidas, hay dos azafatas sirviendo. Una pregunta: ¿Azúcar ó sacarina?. La otra: ¿Quiere azúcar o sacarina? (he de decir que esta segunda utilizó un tono de voz sin enfatizar ninguna pausa)

¿Cuál es la mejor pregunta?, evidentemente la califica la calidad de la respuesta. Con la 1ª opción obtendremos el producto que buscamos, el interlocutor responde una cosa u otra. Sin embargo, con la 2ª el interlocutor responde: "Sí!, claro!, por supuesto!" para lo que es necesario una segunda pregunta aclarando que no es un sí o no sino una identificación de lo que desea.

En ocasiones tendemos en comunicación a "liar la madeja" al tratar de "aclararnos" dando más información al interlocutor, por lo que en lugar de conseguir aclarar el mensaje acabamos confudiendo.

Conclusión: Utilicemos frases sencillas y cortas, lenguaje claro y sin ambiguedades y preguntas preferiblemente abiertas (a no ser que por la conversación requiramos un compromiso de SI o NO).

Y como siempre, no sólo hemos de pensar en hablar, sino la clave la obtendremos si observamos y escuchamos tanto a nuestro interlocutor como a lo que nos rodea para saber si vamos por el buen camino.

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